​

Comencé a interesarme profesionalmente en luthieria en 2004, y después de leer una docena de libros importados sobre el tema, decidí construir mi propia guitarra. Navegando por la web encontré y compré un plan para construir un modelo Rickenbacker. Después de semanas de investigar y preguntar en los muy pocos foros en Brazil, pude encontrar un lugar en São Paulo donde podría encontrar el fresno, el arce, el imbuia y el ébano que necesitaría para construir la guitarra. La madera se vendía en tablones, no había servicio en la tienda y todavía no sé cómo podría llevarlos a casa en un automóvil de pasajeros regular. Sin una ubicación adecuada, máquinas y herramientas, comencé mi viaje que nunca volvería y me llevaría a conocer gente de diferentes países en busca del sueño de construir el instrumento perfecto que hablara a los ojos, las manos y los oídos.

Mi primer instrumento no fue una obra maestra, ni mucho menos, pero fue el primero de una serie de pasos que, paso a paso, he estado escalando durante los últimos 13 años. Después de eso, armé un kit de guitarra Stewart-McDonald's que tengo hoy, y me aseguró de que si trabajaba duro, sería capaz de hacer algo realmente bueno. Algo que me sobrevivió y que daría muchas alegrías a quien lo poseyera. Por paradójico que parezca, para mí construir un instrumento es plantar un árbol.

​

Construyo instrumentos uno a la vez, cada uno con su propósito específico de timbre, visual, ergonomía y funcionalidad, según lo acordado con el cliente. En todo lo que hago, trato de aplicar los mejores materiales y métodos a los que tengo acceso, para producir instrumentos que cumplan con el estándar de calidad internacional en el más mínimo detalle.

Mi taller está bien equipado con máquinas, herramientas y suministros, por lo que puedo aplicar todo el conocimiento que obtuve de la capacitación que recibí en los EE. UU. en 2007 cuando asistí a la Roberto-Venn School of Luthiery, en Phoenix, AZ, EE. UU., quien me graduó certificado luthier.

​

 

Además de luthier, también soy músico, comencé a tocar la guitarra a los quince años y a tocar con muchas personas desde entonces. No tengo dudas de que el conocimiento musical me ayuda mucho en la búsqueda de la construcción del instrumento perfecto, porque como músico también tengo necesidades que en muchos casos no se satisfacen con los instrumentos disponibles en el mercado. Aspectos como playability, mantenibilidad, diseño e innovación, peso y ergonomía, sin mencionar el sonido claro, la proyección, el volumen, la definición, el balance de sonido y la claridad, entre muchos otros, a menudo son subestimados por las fábricas, en detrimento de más factores fácilmente reconocible por el consumidor, como mano de obra, estilo y precio. No estoy diciendo aquí que estos tampoco sean aspectos importantes, sino que no son los únicos importantes. Un instrumento perfecto debe ser así en cada detalle. Así es como hago mi luthieria, y los invito a unirse a mí en un nuevo proyecto de instrumento.

​

¡Estoy a su disposición!

​